viernes, 1 de junio de 2012

Al volante

Ya he vivido mi primera exaltación del fulgor que provoca el conducir. El otro día iba conduciendo cuando me paré en un stop, cosa que parece que a los conductores antiguos se les ha olvidado hacer. Llevaba detras una treintena de motoristas en banda. Como no se esperanban mi conducta vial, comenzaron a gritar y a chillar. Josep intentó mediar con aquella panda de hombres rudos y barbudos para calmar el asunto y cuando parecía que todo estaba siendo solucionado saqué el dedo por la ventanilla y solté unas cuantas blasfemias. Salí cagando diotrias por miedo a ser apresada por aquellos oragutanes en Harleys.

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